Me contuve a escribir pasada cada elección y lo bien que hice, porque seguramente habría borrado con el codo lo escrito con la mano. El domingo metimos en un sobre los próximos 4 años sin tener en cuenta que al día siguiente la soberanía tocaría la puerta y eso me llevó unas cuantas horas más ponerlo en palabras.
Es difícil hablar de ella en un mundo mega globalizado, super conectado. Pareciera que todo es de todos y nada es de nadie. Y más complicado se pone si el concepto de libertad se entremezcla con libertarismo y libertinaje. Pero hace apenas 178 años, a orillas del río, se ponía parcialmente fin a una constante en nuestra historia: el mercado controlado por decisiones extranjeras. Mientras España aun salía del estupor por nuestra independencia, primero Inglaterra y segundo Francia, hacían de las suyas para sorprender a nuestro incipiente país, revolucionado, libre y desde ese 20 de noviembre, soberano.
Las vueltas de la vida, por obligación del voto, nos pusieron nuevamente a naufragar entre las cadenas de la política y el bombardeo de la comunicación.
A falta de buenas corrientes, las primarias resultaron un trampolín a nuevas aguas, con banderas que invitan a meterse o al menos mojar las patas, sin importar cuánto se salpique a la persona de al lado. Aguas que traen cosas del fondo y ensucian las costas, llenas de jóvenes dispuestos a disfrutar la mejor etapa de sus vidas y de algunos adultos con ganas de descansar lo que reste de las suyas.
La primera vuelta mandó a dormir a quienes tomaron mucho sol y sentó a comer platos fríos a los que querían revancha.
Y por último, bajo los efectos de un champagne francés llamado ballotage elegimos entre volver a casa o entrar al casino a tirar unas fichas por unos días más.
Como si fuese un finde extra largo en el balneario más cercano vivimos otro sufragio. Se eligió el guardavidas de la próxima temporada y nos subimos a la banana para golpearnos un poco. Así y todo, les mostramos a un mundo en guerra el país que tenemos y el que hace 40 años ininterrumpidos elegimos tener. Suficiente remo para la oleada que venga.