PRIMERO Y ÚLTIMO

Hace apenas 36 años el seleccionado mayor de fútbol masculino de Argentina era campeón en México.
Los medios, entrando en la revolución tecnológica, multiplicaban la alegría en todo el mundo y en la avenida más urbanizada o en el sendero más recóndito del país se estaba feliz.

Fue el último que ganó. Que tuvo el mejor y el peor gol de todos los tiempos en un mismo encuentro. Tuvo cábalas, sacrificios y al Diego. Lo tuvo de capitán, de amigo y compañero. Actor, entrevistador y utilero.

De ahí en adelante los demás también lo tuvieron: de turista, comentarista, sindicalista, mandatario o técnico.
El que viene, sin él será el primero, y cualquier cosa que pase puede ser milagrosa. Empezando porque sucederá entre panes dulces, al calor del pre-verano y vísperas de sorpresas navideñas.

Será raro no verlo y tenerlo a la vista en tatuajes, banderas, camisetas, redes sociales y sueños. Será raro no escucharlo decir verdades y barbaridades. Será raro recordar su aniversario de partida en pleno torneo, a kilómetros de distancia de un espectáculo que cambiará el juego. Porque si en algo coincidiremos, es que será otro después del diez.

Más allá del resultado, será el de Lionel, uno de los nuestros otra vez. El fútbol de hoy se juega así por él y quedará por décadas en generaciones venideras. Todos sus rivales querrán su camiseta y sus fans una foto copera. Todo un país estará en cualquiera y otros viendo de afuera cómo nos hace feliz la pelota, la que no se mancha.

Así ponemos en marcha nuestra cobertura, desde casa, siguiendo de cerca a Messi y a Maradona, viendo dónde nos encuentra cada partido, cómo nos llega Qatar y lanzando junto a Ababú (la otra mitad de este proyecto) un fixture impreso en papel plantable para también dejar sembrado algo después de este mundial. Así sea cualquier verdura o un poco más de fruta.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *